» dios esperó pacientemente en los días de Noé mientras se construía el arca. En ella sólo se salvaron unas pocas personas, ocho en total» (1 Pedro 3:20).
Aunque Noé era un «predicador de la justicia» (2 Pedro 2:5), no parece que hiciera ningún converso fuera de su propia familia. Cuando la gente de su generación escuchó a Noé advertir del juicio venidero, dijeron: «Nunca sucederá.» Así que durante años y años la vida continuó sin un cambio. Comiendo, bebiendo, casándose y dando en matrimonio. Con cada día que pasaba el viejo Noé parecía más tonto que el día anterior. Pero finalmente los cielos se abrieron y las lluvias cayeron. Cuando Noé entró en el arca, estoy seguro de que sus amigos golpearon la puerta y dijeron: «Noé, lo sentimos. Tenías razón y nosotros estábamos equivocados. Abre. Déjanos entrar.» Pero era demasiado tarde.
Así será la Segunda Venida para un mundo incrédulo. Todo seguirá igual hasta el mismo día en que Jesús regrese. Así como la generación anterior al diluvio no le creyó a Noé, también el mundo se burla de la idea de que Jesús viene de nuevo. Lo llaman un cuento de hadas porque no creen que realmente suceda.
Así como el diluvio trajo un juicio repentino al mundo, el regreso de Cristo hará lo mismo. Cuando las aguas vinieron, los incrédulos fueron «tomados» en una muerte súbita de modo que sólo quedaron Noé y su familia. Cuando Jesús regrese a la tierra, los incrédulos serán una vez más «tomados» en la muerte y el juicio y sólo los creyentes serán preservados por Dios. Y así como el arca salvó a Noé, también Jesucristo es el «arca de seguridad» para los que creen en él.
Sólo se salvaron los que estaban en el arca. Del mismo modo, fuera de Cristo no hay más que una destrucción segura. Así como Dios no preparó dos arcas, tampoco tiene dos planes de salvación. Algunas personas rechazan a Cristo porque se burlan de la idea de que necesitan ser salvadas. Tengan cuidado de que no les ocurra lo que a la generación de Noé.
Acércate al Arca de la Salvación mientras hay tiempo. Llama a la puerta de la misericordia mientras la puerta está abierta.
Un día llegará el diluvio, y entonces ¿qué harás?
Señor Jesús, tú eres el único lugar de seguridad duradera. Te pido una fe que responda rápidamente a tu llamada. Que no juegue con cosas menores cuando mi propio destino pende de un hilo. Amén.