«¡FUEGO, FUEGO!»
«¡Fuego, fuego, ayuda!», gritó John Wesley, de cinco años, mientras se levantaba de su cama en la habitación llena de humo. John se dio cuenta rápidamente de que estaba solo, y las llamas ya estaban lamiendo la puerta, bloqueando su salida. John corrió hacia la ventana y vio la confusión que había abajo. La gente corría y gritaba mientras sus padres sólo encontraban a siete de sus ocho hijos. John empujó la ventana con todas sus fuerzas, pero no era lo suficientemente fuerte como para hacerla ceder. Al ver a su padre abajo, John comenzó a golpear la ventana y a gritar tan fuerte como pudo.
«Ahí está», gritó el Sr. Wesley. No había tiempo para conseguir una escalera, así que algunos hombres de mente rápida idearon un plan. El hombre más pequeño se subió a los hombros del más grande para hacer una escalera humana.
El hombre más alto abrió la ventana de un empujón y tiró del joven John para ponerlo a salvo justo a tiempo. El niño tembloroso fue entregado a los brazos de su agradecida madre. A pesar de la pérdida de su casa y sus pertenencias, la familia Wesley alabó a Dios por el rescate de John. Sus padres dijeron que John era «una marca arrancada de la hoguera.» Su madre, Susana, resolvió cuidar especialmente a Juan, creyendo que Dios lo había preservado para un propósito especial.
EL NIÑO DEL JUEVES
Como todos los niños Wesley, el día de John comenzaba mucho antes del amanecer.
Debía leer la Biblia, rezar la oración del Señor, recitar versículos bíblicos, rezar una oración del Libro de Oración Común y rezar por los miembros de su familia. Una vez hecho todo eso, podía ir a las devociones familiares.
Los jueves eran el mejor día de la semana para Juan, pues ese día podía dedicarse a sus estudios con la expectativa de una hora maravillosa que llegaría esa tarde.
«¿Cómo van tus estudios?», preguntó la señora Wesley mientras ella y Juan se sentaban al calor del sol del final del día que entraba por una ventana abierta. Susannah se proponía pasar una hora a la semana con cada niño, sin importar lo ocupada que estuviera. John informaba de las principales asignaturas: Inglés, historia, geografía y matemáticas. «¿Y cómo va tu latín?», preguntó la señora Wesley. «Oh, eso. Es la más difícil de todas, pero estoy trabajando en ella», respondió John. Una vez que Susannah estuvo satisfecha con sus progresos, la conversación pasó a asuntos más importantes. «John, debes mantener puros y morales todos tus pensamientos, palabras y acciones. Disciplínate para poder llevar una buena vida cristiana.»
«Intento ser un buen cristiano, madre, ¡pero es tan difícil!»
«Sigue trabajando en ello, John. Reza, lee las Escrituras y mantente alejado del pecado. Así te acercarás más a Dios. Debes ser disciplinado en todo lo que hagas.» Sólo el tiempo diría si la enseñanza de Susana daría sus frutos.
EL CLUB SANTO
John ingresó en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, en 1720, a los 17 años de edad.
Aunque John se tomaba en serio sus estudios, también disfrutaba del tenis, el baile, la lectura por placer y la asistencia a obras de teatro, actividades que su madre podría haber calificado de pérdida de tiempo. Al graduarse, John volvió a Oxford como pastor y profesor. Para entonces, había decidido esforzarse en buscar a Dios, estudiar las Escrituras y llevar una vida pura. El hermano menor de John, Charles, era ahora un estudiante en Oxford. Charles no podía esperar para contarle a su hermano mayor sobre un nuevo club que había iniciado.
¡Hazlo realidad! Preguntas que te harán cavar un poco más profundo y pensar un poco más.
- La familia de Juan vio con horror cómo su casa se quemaba hasta los cimientos, pero alabaron a Dios porque la vida de Juan se salvó. Piensa en algunas de las cosas malas que han ocurrido en tu vida. ¿Puedes encontrar razones para alabar a Dios incluso cuando las cosas van mal?
- ¿Qué hábitos o » disciplinas» utilizó Juan para conocer mejor a Dios?
- ¿Qué cosas haces tú para ayudarte a conocer y seguir mejor a Dios?
- ¿Has estado alguna vez en un club que tuviera que ver con el cristianismo?
Juan y Carlos Wesley fueron ridiculizados por participar en el Club Santo. Si se burlaran de ti por estar en un club cristiano, ¿qué harías?
- Lectura recomendada:
- The Chimney Sweep’s Ransom de Dave y Neta Jackson (serie Trailblazer), Bethany.
- Susannah Wesley por Katherine McReynolds (Mujeres de Fe), Bethany.