Lo que tengo en Cristo es mucho más grande que lo que tengo o no tengo en habilidad. Esta poderosa expresión podría parecer sacada de una prédica o conferencia de algún líder cristiano, pero fueron parte de las asombrosas declaraciones que hizo la campeona de Tokio, Sidney McLaughlin.
Presté mucha atención a sus declaraciones completas luego de haber ganado la medalla de oro. La atleta cristiana recientemente rompió el récord mundial en los 400 metros con vallas en Tokio. Terminó la carrera con un tiempo de 51.46, convirtiéndose en la deportista más joven en escalar a lo más alto del podio en esta disciplina.
Al terminar la carrera, ella todavía no podía creer lo que había pasado y no hizo ninguna reacción. Se le vio sonreír luego cuando subió a recibir su medalla de oro y recientemente ha publicado la siguiente declaración en su cuenta de Instagram:
«Permítanme empezar diciendo que es un honor poder representar no sólo a mi país, sino también al reino de Dios. Lo que tengo en Cristo es mucho más grande que lo que tengo o no tengo en la vida. Ruego que mi viaje sea una clara representación de la sumisión y la obediencia a Dios, incluso cuando no tiene sentido, incluso cuando no parece posible. Él hará un camino de la nada, no para mi propia gratificación, sino para su gloria. Nunca he visto a Dios fallar en mi vida ni en la vida de nadie».
La atleta continuó escribiendo sobre la voluntad de Dios y el deseo de usar sus dones para que la gente conozca a Dios. «Sólo porque no pueda ganar cada carrera o recibir cada uno de los deseos de mi corazón, no significa que Dios haya fallado. Su voluntad es perfecta y Él me ha preparado para un momento como éste, para que pueda usar los dones que me ha dado para señalar toda la atención hacia Él».
Notemos que la publicación de Sydney McLaughlin tiene más de 600 mil «me gusta», además de esos miles de personas que la están siguiendo. Esto significa que esta atleta ha aprovechado su plataforma y su triunfo para llevar un mensaje contundente de su fe en Dios y hacer que las personas vean que el mayor anhelo de alguien debe ser vivir para Cristo.
Luego de haber ganado la carrera, ya ofreció una entrevista donde dijo lo siguiente: «Creo que para mí personalmente, lo que realmente me ayudó es mi relación con Dios. Me ha dado una perspectiva para lidiar con muchas de esas emociones que el mundo te arroja en todo tiempo».
Esta joven no solo se ha enfocado en competir y dar lo mejor como atleta, sino que su mente está muy concentrada en hacer todo para la gloria de Dios. Su actitud nos recuerda que no importa la posición que nos toque desempeñar en la vida, por más simple que sea, tenemos que hacerlo todo para la gloria de Dios, tal como lo dice la Biblia: «Así que, sea que coman o beban, o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios».
El ejemplo de esta joven nos muestra que algo que pudiera ser visto solo como entretenimiento, como lo es el deporte, realmente puede ser usado para dar gloria a Dios cuando nuestro corazón está enfocado en adorarle con todo lo que somos y hacemos. Creemos que Sydney McLaughlin es un buen ejemplo que debemos resaltar de estos Juegos de Tokio y que, como cristianos, nos alegra ver la esencia de sus declaraciones.
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