La ciudad de Nueva York se ha convertido en la ciudad con más casos positivos de coronavirus en todo el mundo. Es también el epicentro del brote en Estados Unidos. Esta gran crisis de salud ha golpeado muy fuerte a la ciudad que nunca duerme, al punto de que hoy día casi todo se encuentra prácticamente cerrado. Luego de muchos días donde el número de casos positivos estuvo aumentando constantemente, finalmente la ciudad vio un rayo de esperanza cuando el gobernador anunció este pasado lunes que los casos han bajado.
Sin embargo, ha sorprendido a muchos que en medio de la rueda de prensa, el gobernador Cuomo dijo que Dios no tenía nada que ver con la buena noticia de que los casos del virus hayan bajado. Estas fueron sus arrogantes palabras. En otras palabras, el gobernador ha dicho que el resultado positivo de que los casos del virus hayan disminuido no se debe a Dios ni a la fe de quienes han orado para que Dios haga un milagro, sino que se debe al esfuerzo humano que han hecho las autoridades y residentes de Nueva York.
Como resultado del sufrimiento y dolor que han experimentado durante este tiempo, la forma en la que el gobernador de Nueva York rechaza la soberanía de Dios contrasta con lo que han hecho otros gobernadores en otros estados e incluso el mismo presidente de los Estados Unidos. Por ejemplo, el gobernador de Mississippi, Tate Reeves, ha hecho todo lo contrario. En medio de este tiempo difícil por el que atraviesa Estados Unidos, durante una rueda de prensa aprovechó para leer la Biblia y además hacer una oración reconociendo a Dios.
Otro que hizo lo mismo fue el gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, el cual pidió a los ciudadanos que se unan a él en un día de ayuno y oración en este momento tan difícil que atraviesan. De la misma manera, la gobernadora de Iowa, Kim Reynolds, debido al COVID-19, declaró un día nacional de oración en ese estado.
Con estas declaraciones, el poder de la oración y la fe en Dios es algo que nos ha guiado a muchos de nosotros en los buenos y malos momentos. Como pueden ver, estos gobernadores, a diferencia del gobernador de Nueva York, reconocen que necesitan la mano de Dios en este tiempo.
Esta actitud del gobernador de Nueva York de no reconocer la soberanía de Dios no es más que una muestra de su desconocimiento de cómo la mano de Dios está en control de todo lo que sucede en este mundo. La misma Biblia dice en Salmos 127:1 que si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Además, si bien es cierto que las autoridades civiles y militares han hecho grandes esfuerzos para llevar orden y dirección a la gran ciudad de Nueva York en medio de todo esto, la misma Biblia enseña en Romanos 13 que los gobernantes y autoridades son puestos por Dios y actúan como servidores suyos para administrar justicia y orden.
Eso significa que Dios sigue en control de todas las cosas que están sucediendo en Nueva York, aunque el gobernador no quiera reconocerlo. Nos gustaría escuchar tus comentarios y si este artículo te ha gustado, compártelo en tus redes sociales.
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